Los retos del futuro de la atención a las personas mayores
Javier Yanguas , director científico del Programa de Personas Mayores de Fundación "la Caixa" , impartió una de las dos conferencias de la Jornada de Atención a la Dependencia organizada por la Fundación Mutuam Conviure . Gerontólogo y doctor en Psicología, el ponente habló de algunos de los retos que tiene el abordaje del envejecimiento y se centró de forma especial en lo relativo a los cuidados.
En las últimas décadas hemos vivido un enorme aumento de la esperanza de vida, que va acompañado de una transformación del ciclo vital de las personas . El envejecimiento se está haciendo más complejo y ya no podemos entenderlo como una única etapa, sino que se trata de un proceso integrado por diferentes etapas , aunque los manuales de psicología evolutiva todavía no lo recojan. Las personas que entran en el envejecimiento, en torno a los 65 años, están en una etapa de desarrollo personal y de crecimiento y, por eso, es necesario que cambiemos nuestra imagen de la vejez .
Así pues, debemos partir del hecho de que existen vejez distintas con etapas diferentes dentro del proceso de envejecimiento. Para muchas personas la vejez puede suponer 20 o 25 años de vida y, en este período, pueden pasar muchas cosas. Por eso, en la atención a las personas mayores necesitamos introducir cuestiones relacionadas con el proyecto vital , con el sentido, con la consecución de la vida plena.
Transformaciones sociales
Ahora vivimos más tiempo y con mejores condiciones de salud, pero con mayor dependencia . Tenemos más enfermedades crónicas, que nos ponen dificultades y más necesidades complejas de cuidados. Al mismo tiempo, socialmente, cada vez nos encontramos con más formas de convivencia diferentes , con más hogares unipersonales, más aislamiento, más soledad, más relaciones intergeneracionales y menos intrageneracionales (porque cada vez habrá menos personas en una misma generación) y con unos vínculos de cuidados y acompañamiento cada vez más débiles. Si no cambiamos la tendencia, vamos hacia una sociedad cada vez más individualista , en la que la comunidad se hace más frágil y en la que la soledad se nos dibuja como un gran reto.
No podemos obviar que estamos presenciando una transformación de las redes familiares sin precedentes. En el escenario de futuro cercano, habrá más parejas con ambos miembros frágiles y con necesidad de apoyo para los cuidados, parejas con menos hijos y más lejos de dónde viven, una reducción del número de matrimonios, un incremento del número de hijos fuera del matrimonio... Es decir, estamos viviendo una revolución en los modos de vida y de convivencia .
Mirada transversal y personalizada
Todo esto nos señala que necesitamos nuevos modelos de vejez , nuevas aproximaciones. Por un lado, nos encontramos con que carece de transversalidad. Hemos puesto mucha atención en lo físico y en lo cognitivo, que es necesario. En cambio, hemos puesto muy poca atención en las cuestiones relacionales , en el sentido y en la posibilidad o no de vivir una vida plena en la vejez. Por otra parte, los modelos de atención a las personas mayores que tenemos son muy generalistas y nos hace falta una mirada más personalizada .
Asimismo, me gustaría que tuviéramos modelos de entender la vejez menos meritocráticos . Es decir, creo que, por ejemplo, el modelo de envejecimiento activo se basa mucho en trasladar al individuo la responsabilidad sobre su vejez ya mí lo que me gustaría es tender hacia modelos más comunitarios . A veces seguimos entendiendo la dependencia y la necesidad de cuidados como un fracaso personal y creo que necesitamos entender que la vejez es diversa y que la dependencia no es un fenómeno que siempre esté en nuestras manos evitar. Necesitamos una mirada más compasiva de lo que es la vejez.
Continuidad del proyecto vital
Creo que debemos pasar de unos modelos de entender lo que es una buena vejez muy basados en el hacer a unos modelos basados en el ser , en el proyecto de vida de cada uno de nosotros. En este sentido, la misión de los cuidados debería ser acompañar a las personas en las transiciones proporcionándoles apoyos para que sigan llevando a cabo el proyecto de vida que ellos y ellas desean.
Este modelo más basado en el ser plantea muchos cambios. Uno de ellos tiene que ver con esta idea de la vejez como momento en el que recogemos los frutos de lo que hemos sembrado a lo largo de la vida y que yo considero demasiado hedónica. Creo que estos modelos son domesticadores y paralizadores y propongo pensar en la vejez de una manera diferente, más comprometida con los demás y con los cuidados, y en que las personas mayores seamos agentes activos de nuestra propia historia . En poco tiempo, el 25 por ciento de la población será mayor de 65 años y estos modelos en los que no vemos la participación y el papel activo de las personas mayores en la sociedad y en los cuidados creo que no serán adecuados.
Cultura de los cuidados
Por lo que respecta a los cuidados, me gustaría que fueran un eje vertebrador en la construcción del futuro colectivo de esta sociedad. No sólo para las personas mayores, pero también para ellos. Necesitamos modelos que impulsen la cultura de los cuidados, porque en ésta existen valores - empatía, renuncia, compromiso, perseverancia, etc.- que son los valores de una sociedad sana.
Actualmente, nuestra mirada se centra en lo productivo, que es necesario, pero debe complementarse con modelos que pongan sobre la mesa los valores inherentes a los cuidados . En este sentido, creo que también es necesario ampliar la forma de entenderlas. Hasta ahora, hemos tenido una visión meramente instrumental: cambiar el pañal, bañar, ayudar a ponerse de pie... Sin embargo, los cuidados son también esta relación armónica que establecemos con las personas , es cuidar de los seres vivos y la naturaleza, es la mano amiga que te ayuda en situaciones de vulnerabilidad, son los sistemas públicos de atención, residencias, estado del bienestar, etc.
Servicios cercanos, flexibles y enredados
El sistema de cuidados debe incorporar nuevos servicios y debe avanzar hacia un nuevo enfoque de atención . Debemos cuidar en casa o como en casa, pero siempre en un entorno cercano. Los cuidados deben ofrecerse a partir de servicios de proximidad conectados entre ellos. Creo que en Catalunya esto se está trabajando bien con proyectos como el de las supermanzanas. Por lo que respecta a los alojamientos residenciales, temporales o permanentes, necesitamos integrar en los cuidados la participación y el compromiso de las personas destinatarias y sus representantes. Necesitamos modelos de comprensión de la intervención desde la complementariedad y que incorporen el sentido que tiene ésta en la vida del sujeto.
Asimismo, creo que necesitamos modelos de atención que entiendan la relación asistencial desde los derechos y la simetría moral . Es decir, mirándonos a los ojos desde la misma altura. Las organizaciones deben ser más flexibles y estar al servicio de las personas en situación de vulnerabilidad y necesitamos una administración que nos acompañe. Además, nos hacen falta profesionales más capacitados, a nivel técnico pero también en habilidades éticas y relacionales.
Ensanchar el proyecto vital
La misión de los cuidados debería ser acompañar a las personas a lo largo de sus transiciones, desde su entorno cercano y con una perspectiva multidimensional. Como meta, debemos maximizar el proyecto de vida de las personas y que éste pueda ser realidad a pesar de las dificultades y la dependencia. En esta línea, necesitamos intervenir para mejorar la autonomía, pero también la autodeterminación , y también necesitamos una perspectiva más anticipatoria y preventiva, así como proyectos y recursos que ensanchen las posibilidades de vivir, no sólo de sobrevivir.
Para dar respuesta a una vejez más diversa, necesitamos más servicios y más diversos, más cualificados y menos segregados , que sean complementarios y más versátiles y personalizados. En muchos casos necesitamos mayor intensidad en la atención. Al mismo tiempo, necesitamos un enfoque más comunitario y, a este respecto, me preocupa el hecho de que, en el debate de los cuidados, falte una mirada intergeneracional, de responsabilidad sobre el futuro. El sistema de cuidados que tenemos no puede dar respuesta sólo a las necesidades actuales, sino que debe ser sostenible a lo largo del tiempo .
Debate intergeneracional
Me temo que estamos entrando en una época disonante entre generaciones . Estamos viendo a articulistas en la prensa que, cada vez con menos complejos, ponen en duda la importancia de la solidaridad intergeneracional y que señalan que la gente joven vive peor que la mayor. Pienso que este debate no se está abordando correctamente en el Estado español y que no hay una aceptación generalizada que es necesario un cambio de modelo.
La mirada de la atención a las personas mayores basada en el cumplimiento de sus deseos, que se ha repetido como una consigna en los últimos tiempos, creo que es necesario equilibrarla. Todo el mundo vive como puede y no como quiere, porque llevamos encima unas mochilas cargadas de responsabilidades, entre ellas, la del cuidado de los demás. La mirada del deseo está muy bien como referente, pero debemos lanzar un discurso más realista , en el sentido de buscar equilibrios entre las partes. Cuando abordamos el debate de la atención a las necesidades debemos hablar de lo que esta sociedad puede permitirse y pienso que esto no se ha hecho.
Recuperar éticas propias
Como decíamos, en los últimos tiempos, el debate de los cuidados se está centrando mucho en lo instrumental, en que las personas realicen actividades, y hemos olvidado otras cuestiones esenciales, como el sentido con el proyecto de vida, que tiene que ver con la identidad personal . Asimismo, me parece que hemos adoptado unas éticas anglosajonas que ponen mucho énfasis en la autodeterminación y quizá deberíamos recuperar unas éticas más mediterráneas , con una visión de los cuidados como proximidad, apoyo, acompañamiento...
Como cierre, subrayaría que pienso que estamos en un momento muy importante y que el debate de la atención a las personas mayores debe desbordar la gerontología e integrar a las personas cuidadoras y el futuro de nuestra sociedad. Debemos dejar de centrarnos tanto en el continente y fijarnos en los apoyos, en las relaciones, en la formación y en lo menos perceptible . Debemos tener claro que diferentes vejeces necesitan servicios diferentes y debemos responder a esta heterogeneidad y hacerlo desde un punto de vista realista. En definitiva, debemos conseguir mover el sistema de cuidados hacia un lugar mejor de donde está ahora.
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