Ástrid Garcia: "Invito a todos a hacer voluntariados, porque somos seres sociales y vivimos en comunidad"

Abril 21, 2023

Àstrid Garcia tiene 34 años y ya hace 10 que empezó a colaborar como voluntaria en el Centro Asistencial Mutuam La Creueta , ubicado en Sabadell. A lo largo de este tiempo, ha acompañado a tres personas usuarias a realizar salidas por la ciudad y ha compartido tiempo de calidad con ellas. En su vida profesional está alejada de la atención a las personas y su inquietud está motivada por razones personales.

¿Cuándo empezaste a hacer de voluntaria y por qué?

Empecé hace unos diez años y en la decisión de meterme tuvo mucho que ver la pérdida de los abuelos con los que crecí. Con mi abuela, especialmente, tenía mucha conexión, era una referencia para mí. Me gustaba estar con ella y con sus amigas y, de algún modo, quería recuperar ese contacto con la gente mayor.

¿Cómo llegaste al Centro Asistencial Mutuam La Creueta?

En el Ayuntamiento de Sabadell vi que había unos llamamientos al voluntariado y me apunté. Hice una entrevista con la educadora social del centro y entonces empecé un voluntariado que consiste en acompañar a una persona residente a pasear.

¿Cómo fue esa primera experiencia?

Me asignaron una señora que tenía muchas ganas de salir pero que lo tenía complicado por hacerlo porque iba en silla de ruedas y no era autónoma. Además, tenía pocos familiares y eran mayores, así que no podían ayudarle. Estuve acompañándola en sus salidas durante un par de años. Cuando ella murió, dejé el voluntariado durante un tiempo, pero seguía en contacto con la educadora social de Mutuam La Creueta y disponible por si alguien necesitaba acompañamiento.

¿Y qué ocurrió?

Me llamó y retomé el voluntariado con otra señora que estaba en la misma situación. Cognitivamente estaba muy bien, pero físicamente estaba impedida. La acompañé durante unos tres años. Con la llegada de Covid, estuvimos bastante tiempo en que el acceso a las residencias estaba muy restringido y no pude seguir con el voluntariado. Ahora que la situación se ha normalizado, he vuelto a hacerlo. Esta vez, con Àngels, una señora que es bastante joven y físicamente es autónoma pero que, en cambio, está perdiendo progresivamente la memoria. Esto ha cambiado un poco mi rol. Antes mi tarea consistía más en asistir, en ser un poco las piernas de la persona a la que acompañaba. Ahora se trata más bien de ayudar a mantener activo al jefe de esta residente.

¿Qué te aporta acompañar a personas mayores?

Me gusta mucho la experiencia. En el día a día, si no tienes cerca a personas de esta edad, no te relacionas con ellas. En mi caso no la tenía y la quería. Para mí, pues, la experiencia del voluntariado es enriquecedora para ambos lados.

¿Qué crees que le aporta a Àngels este voluntariado?

Aparte de poder salir del centro, también el hecho de poder estar con gente joven. Aunque ella sí tiene bastante familia, la situación es diferente. Cuando salimos, ya no es una más en un grupo, sino que estamos sólo las dos y vamos donde ella quiere y hablamos de las cosas que le apetecen.

¿Dónde va o qué cosas hace cuando está junta?

Normalmente vamos a pasear por el centro de Sabadell. Durante las fiestas de Navidad, fuimos a ver el pesebre, la Feria de Santa Lucía, el calendario de adviento... Cuando son rebajas, pues vamos a ver tiendas o, si no, tomamos algo y hablamos de nuestra vida . También tenemos previsto tomar un día el tren e ir a la zona de la ciudad de donde es ella. El objetivo, sobre todo, es salir y tomar aire.

Àstrid Garcia, voluntaria en el Centro Asistencial Mutuam La Creueta ¿Ella había tenido acompañamiento de alguna otra persona voluntaria?

No, es la primera vez. De hecho, así como las demás personas a las que había acompañado nunca habían cuestionado mi tarea, a ella le costó entender que alguien de forma voluntaria quisiera venir a pasear con ella. ¡Pensaba que había gato escondido!

¿Cómo te ganas la confianza de estas personas?

De modo natural, siento yo misma. Cómo lo son ellas conmigo. Se trata de escucharlas y adaptarse a su ritmo y preferencias. Las cosas fluyen de forma natural.

¿Cuándo se encuentra?

Una vez por semana, un par de horas o tres. En mi caso, para hacerlo compatible con el trabajo y horarios de la residencia, voy los viernes.

¿Qué debe tener una persona que se plantee realizar un voluntariado de este tipo?

Sobre todo, debe gustarle la gente mayor. A veces, me encuentro con personas de mi edad que no tienen mucha empatía hacia ellas ni las comprenden. Están muy extendidos tópicos sobre las personas mayores como que se cuelan en los lugares o que se quejan por todo y eso no es cierto. Así pues, es importante que la persona voluntaria tenga capacidad de escucha y empatía. El resto sale solo.

¿Crees que te ha cambiado de algún modo la experiencia?

Sí, aunque yo ya era muy consciente de la situación de la gente mayor en la sociedad actual, ahora todavía soy más. He aprendido cómo es vivir en una residencia -los míos hoy no estuvieron- y el valor que tienen estas salidas al exterior y el poder estar en contacto con otras personas.

¿A quién recomendarías un voluntariado con gente mayor?

En mi caso, el trabajo que hago no tiene nada que ver con el ámbito social y, por tanto, mi motivación es puramente personal. Ahora bien, la gente que está realizando estudios en el ámbito de la atención a las personas o la intervención social -educadores sociales, trabajadores sociales, psicólogos, etc.- estaría muy bien que hicieran un voluntariado de este tipo. De hecho, yo invito a todos a hacerlo, aunque no sea con personas mayores, porque somos seres sociales y vivimos en comunidad. La pequeña aportación que cada uno puede realizar es importante.

Si tienes interés en realizar un voluntariado en alguno de los centros del Grupo Mutuam, puedes escribir un correo a informacio@mutuam.com o llamar al 93 380 09 50.


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