Bioética y ética asistencial: pilares fundamentales de Grup Mutuam
La bioética es la disciplina que se encarga de examinar los dilemas éticos sobre la vida que emergen con los avances científicos, tecnológicos y sociales. Una herramienta fundamental en el campo de la salud, que aborda cuestiones esenciales de la práctica clínica y la investigación, como la eutanasia o la manipulación genética, mientras que la ética asistencial es la rama que se centra en las relaciones entre sanitarios y pacientes.
La bioética y la ética asistencial son pilares fundamentales de Grup Mutuam que nos guían en nuestras decisiones del día a día. Un instrumento que nos ayuda a proporcionar una atención centrada en la persona, alineada con nuestros valores de respeto por la autonomía y la dignidad de las personas.
Por eso fuimos una entidad pionera en la creación de un Comité de Ética Asistencial (CEA) , que este año hace quince años. Aprovechamos el nombramiento de su nueva presidenta, Leticia Ortigosa , para conocer cómo funciona, cómo ha evolucionado y qué retos plantea.
¿Cuál es la función del CEA de Grupo Mutuam?
El CEA es un órgano consultivo e interdisciplinario que tiene la misión de promover el debate ético en la práctica clínica y asistencial, asesorando a los profesionales en los posibles conflictos éticos que puedan tener.
Cada persona tiene una historia de vida, valores y creencias diferentes, y en los sanitarios éstos pueden entrar en contradicción con la voluntad de los pacientes que atendemos . La función del comité es poder ofrecer a una perspectiva más amplia que tenga en cuenta múltiples visiones. Es importante subrayar que sus respuestas no son vinculantes , sino recomendaciones para ayudar en la toma de decisiones.
¿Quién forma el CEA, y cómo se accede?
El CEA está formado por profesionales de diferentes ámbitos y recursos asistenciales: hay auxiliares de enfermería, médicos de PADES, trabajadores sociales, juristas, directivos, personal administrativo, de riesgos laborales... Esta diversidad de perfiles es esencial para poder garantizar una mirada plural , con diferentes perspectivas representadas.
En total hay 20 plazas para miembros vocales , dentro de las cuales encontramos vocales natos y vocales electos . Los vocales natos son figuras que se consideran necesarias para el buen funcionamiento del CEA, como por ejemplo un/a jurista. Por eso, en caso de que una persona decida no continuar -todos los miembros reflexionan cada cuatro años-, debe ser sustituida por otra del mismo perfil.
En los vocales electos, en cambio, cuando una plaza queda libre se publica una convocatoria abierta, para que pueda aplicarse cualquier profesional de la entidad, mediante una carta de motivación. Por último, también tenemos a los miembros al caso , que son personas expertas en un tema que se buscan especialmente para un caso puntual. Por ejemplo, en nuestro comité podría ser un representante religioso si tuviéramos un conflicto de este cariz, puesto que no contamos esta figura.
¿Cómo fue en tu caso? ¿Podrías explicarnos cuál es tu experiencia personal en el CEA, y en el mundo de la bioética?
Soy médica de Atención Intermedia y de Paliativos , y me uní al CEA aplicando a una convocatoria abierta en 2019. La ética siempre me ha interesado mucho, y en el Máster de Cuidados Paliativos era un tema muy presente. Creo que estar en contacto con este tipo de pacientes te da una sensibilidad añadida a la hora de pararte a reflexionar sobre cómo estamos actuando. Esto me llevó al Máster en bioética que he terminado recientemente, coincidiendo con la aceptación de la presidencia del CEA.
¿Cuál ha sido la evolución del comité desde su creación en 2009?
Ha evolucionado mucho, como lo han hecho también la sociedad y las leyes en estos quince años. Desde su creación ha crecido tanto en número de miembros, pasando de 8 a 20, como en el de casos anuales presentados. Antes eran muy pocos, empezando por dos o tres, mientras que desde 2019 se analizan una media de uno o dos casos por mes . Este crecimiento es muy positivo, porque evidencia cómo la bioética está cada vez más presente en la práctica diaria, y creo que se debe principalmente a dos factores.
Por un lado, en la pandemia , ya que en ese momento la sanidad se vio sobrepasada, y llevó a los sanitarios a dilemas muy complejos. Debías tomar decisiones de forma muy rápida, con las que a menudo no te sentías cómodo. Durante la crisis se dejaron de hacer comités porque no había tiempo, debíamos estar en primera línea. Sin embargo, arrastró muchos casos a posteriori, donde se reflexionaba sobre esos momentos en los que los principios bioéticos se vieron vulnerados, estableciendo bases para el presente y el futuro.
Por otra parte, la promulgación de la Ley Orgánica de Regulación de la Eutanasia (LORE) en 2021 también ha motivado la presentación de varios casos, impulsando la creación del protocolo interno con los pasos del procedimiento.
¿Qué son los protocolos, y cómo se crean?
Son manuales de consulta que se elaboran para ayudar a los profesionales en su actividad y que tenemos colgados en la intranet. En ocasiones nacen a partir de nuevas leyes o cambios, como por ejemplo en el caso de la LORE. Nuestro protocolo de la eutanasia es una guía con todos los pasos del procedimiento, pensado para acompañar a los trabajadores y pacientes en el proceso y resolver sus dudas.
Los protocolos son documentos vivos, que están en constante revisión . En el caso del de la eutanasia, sólo dos años después de su creación ya ha sido necesario realizar una actualización, porque la situación es diferente ahora. Los profesionales están más habituados, y ya no existe el requisito oficial de que todos los casos pasen por el CEA.
Otro ejemplo es la nueva modificación de la Ley 21/2000 sobre la autonomía del paciente , que contempla que los profesionales sanitarios puedan formalizar el Documento de voluntades anticipadas , y no sólo ante un notario como preveía hasta ahora. Ésta podría ser otra situación que requiera la creación de un protocolo para orientar a los médicos en el proceso y dilemas morales.
¿Qué tipos de conflictos éticos son los más habituales?
La tipología de casos es muy diversa, pero en la mayoría la autonomía del paciente está sobre la mesa. Uno de los temas más comunes, por ejemplo, es el rechazo al tratamiento. Éste está regulado dentro de la Ley de autonomía del paciente, pero las leyes pueden ser interpretables. La nutrición a través de una sonda naso-gástrica, por ejemplo, puede considerarse un tratamiento.
Un caso que ilustra la relevancia de los dilemas éticos más cotidianos en la asistencia, es el de personas con disfagia que rechazan el uso de espesantes para el agua y los líquidos. Aquí, el deseo del paciente de no utilizarlos puede entrar en conflicto con la ética profesional del equipo, por los riesgos que comporta. Aquí también es muy importante la objeción de conciencia : siempre que el paciente tenga asegurada la atención, un sanitario puede decidir dejar de tratar a un paciente, cuando entran en contradicción con sus principios y creencias.
La práctica clínica ha evolucionado desde el paternalismo a la autonomía del paciente, que está garantizada por la ley. Pero para que un paciente pueda ser autónomo en sus decisiones debemos darle toda la información, y muy importante: debe comprenderla.
En el ámbito de las residencias existe mucho diagnóstico de demencia, donde la capacidad de entendimiento se ve mermada. En estos casos, si no existe un documento de últimas voluntades, esta libertad de decisión recae en la familia de los pacientes o residentes.
¿Cuáles son los retos de futuro del CEA?
Acercar la bioética a todos los profesionales y hacer más visible el CEA . Queremos que todo el equipo nos ponga cara, a fin de que si alguien tiene una duda o piensa presentar un caso pueda preguntarnos directamente. Y en consecuencia, crecer en número de casos, porque querrá decir que la reflexión ética está llegando a toda la entidad.
Para ello, ha sido clave la creación de ERESS en distintos equipos o recursos, como el de PADES o las residencias. Al estar integrados por miembros de un mismo equipo, fomentan el debate y perspectiva ética entre profesionales, además de resolver las cuestiones menos complejas de forma más ágil y directa.
Pero queremos ir más allá. Este año tenemos previstas unas jornadas internas de ética, para acercar la reflexión ética a toda la entidad. Tenemos la suerte de tener a Nuria Terribas como jurista especializada, con una trayectoria de casi treinta años en bioética y bioderecho, que nos aporta un alto grado de experiencia. Más adelante, quizá dar el salto a unas jornadas externas, donde otros comités y organizaciones puedan aprender de nuestra experiencia.
Como vemos, la bioética tiene un peso central en Grup Mutuam, y el comité es una pieza clave para impulsarla. Haciendo llegar la reflexión y buenas prácticas a toda la entidad, podemos garantizar la autonomía de las personas, protegiendo su capacidad para tomar decisiones informadas y libres sobre su salud, tratamientos y vida.
Leticia Ortigosa
Presidenta del Comité de Ética de Grupo Mutuam
93 380 09 70