Norma Libera-Care: cuidados libres de contenciones

Durante años, el uso excesivo de contenciones físicas y químicas en la atención a personas mayores y dependientes ha evidenciado la necesidad de un profundo cambio en el modelo de asistencia. Ana Urrutia, médico geriatra y presidenta de la Fundación Cuidados Dignos, ha sido clave en esta transformación, gracias a la creación de la Norma Libera-Care. Esta metodología ofrece a los centros herramientas para eliminar sus sujeciones, promoviendo una atención más humana y respetuosa con la dignidad de las personas. En esta entrevista, hablamos con ella sobre la norma, que estamos implementando en Grup Mutuam, alineada con el modelo de Atención centrada en la persona .
¿Cómo nace la norma Libera-care? ¿Qué motiva su creación?
Nace de mi experiencia personal. Soy médico geriatra y, hace muchos años, utilizaba sujeciones a la residencia donde trabajaba. A partir de la queja de un familiar de un paciente, empecé a cuestionarme cómo estaba haciendo las cosas y qué podía hacer para cambiarlas. En ese momento, yo era la directora del centro, y por eso tuve la oportunidad de afrontar el reto de eliminar las sujeciones del centro.
Para ello diseñé un método y desarrollé un estudio científico para demostrar sus beneficios, el cual presenté en un congreso de la Sociedad Española de Geriatría. Allí se abrió la oportunidad de exportar esta metodología, que yo había creado a pequeña escala, a otros centros. Así nace la Fundación Cuidados Dig nos y la Norma Libera-Care .
¿Cuál es la magnitud del problema de las contenciones en España?
Empezamos a estudiar el fenómeno en 2010 y descubrimos que en España se utilizaban las sujeciones de forma masiva, mucho más que en otros países. Existen numerosos estudios al respecto. Uno de los que más me llamó la atención hablaba de un 40% de uso de sujeciones en España, en comparación con un 5% en otros países.
Además, se hablaba del uso de contenciones físicas como práctica habitual en diferentes niveles asistenciales; no sólo en residencias de personas mayores, sino también en otros entornos, como los centros de estancia larga, e incluso a nivel hospitalario, en salud mental y en las UCI. En resumen: el uso de sujeciones físicas es parte de la cultura asistencial del país .
Cuando se empezó a intentar retirar las contenciones físicas, se descubrió que aunque algunos centros lograron eliminarlas, en muchos casos incrementaban las contenciones químicas para compensarlo. Por eso, también se empezó a estudiar el fenómeno de la contención química, y se ha observado que el uso de psicofármacos en España con estos fines también es muy elevado.
¿Cuál es el impacto de estas contenciones en las personas?
Existen numerosos estudios que abordan los efectos secundarios negativos, tanto psicológicos como físicos , asociados al uso de las contenciones físicas y químicas, y que apoyan la postura de la no contención. Entre los efectos negativos físicos documentados se encuentran lesiones por presión, infecciones, incontinencia, estreñimiento, atrofia y debilidad, entre otros; y en cuanto a los psicológicos, encontramos estrés, miedo, agresividad, depresión, apatía, vergüenza y aislamiento social.
Además, el uso de las contenciones mecánicas se relaciona con riesgos importantes como la asfixia, la trombosis venosa o la embolia pulmonar, sobre todo en el uso de las barandillas laterales, los chalecos y los cinturones de sujeción. Curiosamente, no existe evidencia científica que avale el uso de sujeciones. La no sujeción ha tenido que defenderse y demostrar su eficacia, mientras que a la sujeción no se le ha exigido el mismo nivel de soporte científico.
¿Cómo es el modelo que defiende y promueve la norma Libera-Care?
Libera-care es un modelo que utiliza herramientas de atención centrada en la persona y promueve cambios en la gestión y organización del centro. Su objetivo es crear un entorno más favorable , que minimice los trastornos de comportamiento y las conductas problemáticas, y por tanto reduzca la necesidad de las contenciones, a la vez que mejora la vigilancia del equipo cuidador.
El modelo incluye también algunas alternativas específicas para utilizar ocasionalmente. Por ejemplo, se utilizan camas regulables en altura para pacientes con riesgo de caídas, que se colocan a nivel del suelo para mayor seguridad, y sólo se elevan cuando es necesario realizar cambios. También se utilizan sillones diseñados para que el usuario esté cómodo y relajado, ya veces presentan cierta resistencia para salir de ellos, para favorecer que el cuidador tenga tiempo de atender a la persona. El resultado es un comportamiento más manejable, menos problemático, e incluso se reducen las caídas.
¿Qué beneficios tiene la norma Libera-care en las personas usuarias?
Los beneficios son enormes, ya que empezamos a ver a las personas como tal, y ellas también se sienten como personas. Nadie se siente digno cuando se le coloca un cinturón o se le medica en exceso; la dignidad se pierde y la persona lo percibe.
Cuando se retiran las sujeciones, recuperan su identidad, lo que es esencial para respetar su dignidad y derechos. En definitiva, trabajar y cuidar sin sujeciones es sinónimo de cuidar con calidad de vida.
¿Cómo dais a conocer la norma en el sector?
Uno de nuestros principales objetivos como fundación es difundir la ciencia que apoya la no sujeción . Por eso, hacemos estudios, escribimos artículos y damos conferencias. También utilizamos las redes sociales para exponer los centros que han implementado nuestra metodología y compartir los resultados obtenidos.
¿Cómo cree que ha evolucionado la conciencia hacia los cuidados dignos por parte de las residencias, centros y hospitales?
Estoy satisfecha porque ha habido una evolución significativa. En un principio, cuando empezamos con la Fundación Cuidados Dignos, era muy difícil difundir nuestro mensaje. Sin embargo, hoy en día no sólo se reconoce la importancia de la no sujeción, sino que también se comprende que el enfoque de los cuidados debe ser distinto. Los centros y la Administración Pública están abiertos al cambio, y están adoptando este modelo de atención de forma paulatina.
¿Qué retos cree que tienen las entidades de cuidado a las personas mayores para garantizar el respeto por su dignidad?
Creo que los retos que afrontan estas entidades son tanto internos como externos. Internamente, tienen el reto de ser más cercanas, más humanizadas , con un trato más enfocado a la persona y menos a las necesidades organizativas. Convertirse en lugares de calidad de vida, donde las personas prolongan y terminan sus vidas como si estuvieran en su casa.
El reto externo es conseguir que se visibilice la labor y la importancia de estas entidades, ya que, aunque lo deseemos, no todas las personas podrán envejecer en su casa. Es fundamental valorar el trabajo que realizan los profesionales y el valor incalculable que aportan a la sociedad , y hasta ahora no se ha hecho suficiente. Es un sector que ha sido injustamente criticado y menospreciado. Está claro que hay aspectos que mejorar, como en muchos otros sectores, pero su trabajo es esencial y se hacen avances contentos.
¡Gracias, Ana!
En esta entrevista, Ana Urrutia nos recuerda que, en la atención a las personas mayores y dependientes, no se trata sólo de atender a sus necesidades físicas, sino de cuidar con humanidad y respeto por su dignidad. Cuestionarse y cambiar está en manos de todo el mundo, incluso como cuidadoras no profesionales de nuestros familiares.