Montse Camprubí, directora de residencia para gente mayor: "Lo que me motiva a seguir adelante es el agradecimiento de los usuarios y de las familias"

La directora del Centro Residencial Mutuam Manresa para personas mayores Montse Camprubí

De todas las personas que intervienen en el día a día de una residencia para personas mayores, el rol de dirección es quizás uno de los más desconocidos. Montse Camprubí dirige el Centro Residencial Mutuam Manresa , del que dice que “tiene una gran diversidad de usuarios que hacen que cada día sea diferente”.

¿Cuál es el papel de una directora de residencia para personas mayores y cómo te has preparado para asumir ese cargo?

Fundamentalmente, se basa en gestionar, planificar y organizar los recursos y equipo profesional para garantizar una atención de calidad las 24 h. Una atención integral, centrada en la persona y adaptada a sus necesidades. También debe participar activamente en todo lo que haga referencia al plan de atención de los usuarios. Y, evidentemente, velar por el cumplimiento de normas y procedimientos y trabajar por una mejora continua de la calidad. La preparación para el cargo es continua, no te preparas y haces de directora y ya está. Nunca puedes dejar de tener inquietudes y querer adquirir nuevos conocimientos de todo lo que puede ser enriquecedor para tu trabajo. Partiendo de los estudios necesarios (en mi caso soy diplomada en enfermería y más tarde estudié psicología) debes formarte en postgrados de gestión residencial y reciclarte en todo aquello que pueda ayudarte a conseguir una buena calidad asistencial (ACP, no contenciones, liderazgo, etc). Para mí es muy importante saber, escuchar y aprender para mejorar continuamente.

¿Cuáles son los principales retos a los que te enfrentas a diario en la dirección de una residencia de personas mayores?

Nuestro trabajo es muy variado y cada día es distinto. Para mí, el reto más importante y, posiblemente, la tarea que más tiempo ocupa en cualquier dirección de centro es la gestión del personal. Al hecho más burocrático de la contratación de personal (entrevistas, contratos, plannings ….), se le añaden muchas otras tareas. Porque para garantizar la calidad asistencial que queremos a Grup Mutuam , es necesario hacer un buen plan de acogida y una buena formación. Y, además, hay que realizar un buen seguimiento e intentar fidelizarlos para que no se marchen. Todo esto nos requiere esfuerzo que, muchas veces, no se ve.

¿Cómo describirías el ambiente de trabajo en tu centro y qué medidas has implementado para fomentar un entorno positivo tanto para residentes como para personal?

Creo que el ambiente es bueno o muy bueno. Quizás no soy objetiva, pero diría que tenemos un centro con un muy buen ambiente de trabajo. Para mí, un aspecto clave es la accesibilidad y comunicación de la dirección hacia los trabajadores. Tienes que saber de tu trabajador, preguntar cuándo no está bien, felicitarle (tanto por temas personales como cuando hace bien el trabajo) y ser muy clara en todo lo que crees que puede mejorar. Si tú hablas claro, con transparencia y empatía, y siempre tienes un espacio para él o ella, tienes mucho ganado. En cuanto a los residentes, diría que la proximidad, la empatía y conocer bien a la persona hace que nos podamos avanzar a posibles conflictos. Y, también, por supuesto, que les podamos ayudar en muchas cosas. En resumen, para generar un buen entorno, «debes estar» en todos los sentidos, físico y emocional.

¿Cuáles son las habilidades clave que consideras necesarias para ser una buena directora de residencia?

Tienes que tener mucha capacidad de trabajo, saber priorizar, gestionar el estrés y organizarte bien el trabajo. También debes tener empatía, autocrítica, capacidad de observación y escucha activa. Trabajar en equipo, saber delegar, liderar y motivar a las personas es imprescindible. Y, por supuesto, tener muuuuerta paciencia.

En tu experiencia, ¿qué impacto positivo has observado en la vida de los residentes gracias a la dedicación y atención del personal?

La mayoría de residentes cuando llegan tienen miedos porque no nos conocen y, en ocasiones, se muestran desconfiados. Es muy gratificante ver cómo, gracias a la atención personalizada de todos los profesionales, todo esto en pocos días disminuye. Lo que más agradecen es que seas cercana. Tú, como directora, y todo el equipo. Si se sienten escuchados y sienten que tenemos en cuenta sus intereses, se crea un ambiente de confianza que lleva a una relación muy bonita. Montse Camprubí con usuarios del Centro Residencial Mutuam Manresa

¿Podrías compartir algún ejemplo de situación desafiante que hayas enfrentado como directora de residencia?

En mi centro, durante la pandemia sufrimos un incendio importante y tuvimos que evacuar a los residentes. En ese momento, más que nunca, sentí la responsabilidad de la dirección de una residencia de ancianos. Fui consciente de la importancia tanto de la gestión diaria del personal como de los recursos para que, en situaciones límite, todo salga bien. Curiosamente para los usuarios fue una aventura. Cuando volvieron al centro, una de las residentes me dijo, textualmente, “nos lo hemos pasado muy bien, ¡lo podríamos repetir!”. Oyendo estas palabras pensé que esto era el resultado de un trabajo bien hecho y profesional. Nosotros sufrimos mucho para que no fuera un trasiego para ellos y logramos que fuera una aventura.

¿Cómo es tu día a día como directora?

Lo definiría como imprevisible. Ningún día es igual. A primera hora me pongo al día de lo que ha pasado y gestiono todo lo urgente (bajas de personal, quejas, cuestiones de mantenimiento…). Resueltos estos temas, dedico un rato a la gestión y planificación de personal, económica y, por supuesto, de calidad. En función del día, asisto a diferentes reuniones: Comisión ACP, Comisión calidad, reuniones equipo y entrevistas programadas con las familias. Aparte, todos los días, o bien al mediodía oa última hora de la tarde, intento pasar por las plantas a hablar con los usuarios y las familias. Y en medio de todo esto, todo aquello que surja del día a día de una residencia en la que y conviven 90 personas, ¡que no es poco!

¿Qué es lo que más te gusta de tu trabajo y qué te motiva para seguir adelante?

Me gusta mucho todo lo que hace referencia a los usuarios: atención, entrevistas, realizar actividades. Lo que me motiva a seguir adelante es el agradecimiento de los usuarios y de las familias y ver que en la residencia están bien.

¿Cómo haces para mantener una comunicación efectiva con los familiares de los residentes y cómo gestionas las expectativas y preocupaciones que puedan surgir?

Para mi es fundamental la comunicación constante, ser muy clara y accesible. A mí, por ejemplo, me gusta tener la puerta del despacho siempre abierta. En cuanto a las familias, la primera entrevista es clave. Aquí es donde es necesario resolver todas las dudas y explicar con claridad qué hacemos y lo que no hacemos para que las expectativas se ajusten a la realidad. En cuanto a las preocupaciones, hay muchos espacios para trabajarlas, como las entrevistas personales, los grupos de ayuda mutua o los PIAI (Programa Individual de Atención Interdisciplinar). Estos programas son el eje del modelo asistencial de Grup Mutuam y consisten en ofrecer una atención centrada en la persona. Para diseñarlos, nos reunimos todos (usuarios, familia y personal) para conocer a la persona y sus objetivos. Y aquí es donde se resuelven muchas de estas dudas y miedos más habituales.

¿Qué le dirías a una familia que tiene a una persona mayor a su cargo y se plantea la opción de una residencia, pero tiene reticencias?

Que no tengan miedo ni desconfianza, que su familiar estará muy bien atendido. Tenemos un gran abanico de profesionales que velarán por su salud y bienestar desde todas las vertientes. Y lo haremos siempre de una forma personalizada y adaptándonos totalmente a sus preferencias y necesidades. Como familia, pueden venir siempre que quieran, estar con ellos y, lo que es más importante, participar conjuntamente con todos los profesionales del cuidado de su familiar. Las familias son muy importantes en nuestro día a día. Precisamente éste es uno de los aspectos que trabajamos más, informando, atendiendo y dando respuesta de forma adecuada a todo lo que necesiten. Y, por supuesto, escuchando las sugerencias y propuestas que nos puedan hacer para mejorar. Con la colaboración de Montse Camprubí, directora del Centro Residencial Mutuam Manresa

Ástrid Garcia: "Invito a todos a hacer voluntariados, porque somos seres sociales y vivimos en comunidad"

Àstrid Garcia, voluntària al Centre Assistencial Mutuam La Creueta

Àstrid Garcia tiene 34 años y ya hace 10 que empezó a colaborar como voluntaria en el Centro Asistencial Mutuam La Creueta , ubicado en Sabadell. A lo largo de este tiempo, ha acompañado a tres personas usuarias a realizar salidas por la ciudad y ha compartido tiempo de calidad con ellas. En su vida profesional está alejada de la atención a las personas y su inquietud está motivada por razones personales.

¿Cuándo empezaste a hacer de voluntaria y por qué?

Empecé hace unos diez años y en la decisión de meterme tuvo mucho que ver la pérdida de los abuelos con los que crecí. Con mi abuela, especialmente, tenía mucha conexión, era una referencia para mí. Me gustaba estar con ella y con sus amigas y, de algún modo, quería recuperar ese contacto con la gente mayor.

¿Cómo llegaste al Centro Asistencial Mutuam La Creueta?

En el Ayuntamiento de Sabadell vi que había unos llamamientos al voluntariado y me apunté. Hice una entrevista con la educadora social del centro y entonces empecé un voluntariado que consiste en acompañar a una persona residente a pasear.

¿Cómo fue esa primera experiencia?

Me asignaron una señora que tenía muchas ganas de salir pero que lo tenía complicado por hacerlo porque iba en silla de ruedas y no era autónoma. Además, tenía pocos familiares y eran mayores, así que no podían ayudarle. Estuve acompañándola en sus salidas durante un par de años. Cuando ella murió, dejé el voluntariado durante un tiempo, pero seguía en contacto con la educadora social de Mutuam La Creueta y disponible por si alguien necesitaba acompañamiento.

¿Y qué ocurrió?

Me llamó y retomé el voluntariado con otra señora que estaba en la misma situación. Cognitivamente estaba muy bien, pero físicamente estaba impedida. La acompañé durante unos tres años. Con la llegada de Covid, estuvimos bastante tiempo en que el acceso a las residencias estaba muy restringido y no pude seguir con el voluntariado. Ahora que la situación se ha normalizado, he vuelto a hacerlo. Esta vez, con Àngels, una señora que es bastante joven y físicamente es autónoma pero que, en cambio, está perdiendo progresivamente la memoria. Esto ha cambiado un poco mi rol. Antes mi tarea consistía más en asistir, en ser un poco las piernas de la persona a la que acompañaba. Ahora se trata más bien de ayudar a mantener activo al jefe de esta residente.

¿Qué te aporta acompañar a personas mayores?

Me gusta mucho la experiencia. En el día a día, si no tienes cerca a personas de esta edad, no te relacionas con ellas. En mi caso no la tenía y la quería. Para mí, pues, la experiencia del voluntariado es enriquecedora para ambos lados.

¿Qué crees que le aporta a Àngels este voluntariado?

Aparte de poder salir del centro, también el hecho de poder estar con gente joven. Aunque ella sí tiene bastante familia, la situación es diferente. Cuando salimos, ya no es una más en un grupo, sino que estamos sólo las dos y vamos donde ella quiere y hablamos de las cosas que le apetecen.

¿Dónde va o qué cosas hace cuando está junta?

Normalmente vamos a pasear por el centro de Sabadell. Durante las fiestas de Navidad, fuimos a ver el pesebre, la Feria de Santa Lucía, el calendario de adviento… Cuando son rebajas, pues vamos a ver tiendas o, si no, tomamos algo y hablamos de nuestra vida . También tenemos previsto tomar un día el tren e ir a la zona de la ciudad de donde es ella. El objetivo, sobre todo, es salir y tomar aire.

Àstrid Garcia, voluntaria en el Centro Asistencial Mutuam La Creueta ¿Ella había tenido acompañamiento de alguna otra persona voluntaria?

No, es la primera vez. De hecho, así como las demás personas a las que había acompañado nunca habían cuestionado mi tarea, a ella le costó entender que alguien de forma voluntaria quisiera venir a pasear con ella. ¡Pensaba que había gato escondido!

¿Cómo te ganas la confianza de estas personas?

De modo natural, siento yo misma. Cómo lo son ellas conmigo. Se trata de escucharlas y adaptarse a su ritmo y preferencias. Las cosas fluyen de forma natural.

¿Cuándo se encuentra?

Una vez por semana, un par de horas o tres. En mi caso, para hacerlo compatible con el trabajo y horarios de la residencia, voy los viernes.

¿Qué debe tener una persona que se plantee realizar un voluntariado de este tipo?

Sobre todo, debe gustarle la gente mayor. A veces, me encuentro con personas de mi edad que no tienen mucha empatía hacia ellas ni las comprenden. Están muy extendidos tópicos sobre las personas mayores como que se cuelan en los lugares o que se quejan por todo y eso no es cierto. Así pues, es importante que la persona voluntaria tenga capacidad de escucha y empatía. El resto sale solo.

¿Crees que te ha cambiado de algún modo la experiencia?

Sí, aunque yo ya era muy consciente de la situación de la gente mayor en la sociedad actual, ahora todavía soy más. He aprendido cómo es vivir en una residencia -los míos hoy no estuvieron- y el valor que tienen estas salidas al exterior y el poder estar en contacto con otras personas.

¿A quién recomendarías un voluntariado con gente mayor?

En mi caso, el trabajo que hago no tiene nada que ver con el ámbito social y, por tanto, mi motivación es puramente personal. Ahora bien, la gente que está realizando estudios en el ámbito de la atención a las personas o la intervención social -educadores sociales, trabajadores sociales, psicólogos, etc.- estaría muy bien que hicieran un voluntariado de este tipo. De hecho, yo invito a todos a hacerlo, aunque no sea con personas mayores, porque somos seres sociales y vivimos en comunidad. La pequeña aportación que cada uno puede realizar es importante.

Si tienes interés en realizar un voluntariado en alguno de los centros del Grupo Mutuam, puedes escribir un correo a informacio@mutuam.com o llamar al 93 380 09 50.