El cuidado de las personas mayores en verano: servicios y soluciones para unas vacaciones tranquilas

La cura de persones grans a l’estiu: vacances amb gent gran

Cuidar a las personas mayores de nuestra familia es una tarea que requiere dedicación durante todo el año . Sin embargo, determinadas épocas presentan retos específicos a abordar. Es el caso del verano cuando la llegada de las deseadas y esperadas vacaciones puede suponer también un esfuerzo de planificación extra para muchas familias. Por suerte, cada vez existen más recursos que facilitan el cuidado de las personas mayores en verano y más soluciones para garantizar unas vacaciones accesibles para todos.

Así, si ahora que se acerca el verano, se pregunte cómo puede seguir proporcionando la mejor atención a sus padres, madres, abuelos o abuelas durante las vacaciones, debe saber que hay varias opciones a su alcance. Dependiendo de la situación familiar en la que se encuentre, si se va de vacaciones, puede optar por estancias temporales en apartamentos con servicios o en residencias para personas mayores. También puede decantarse por contratar a un cuidador o cuidadora a domicilio .

Por otra parte, si el estado de salud de la persona mayor lo permite, podemos viajar en familia para disfrutar del verano todos juntos. En este caso, deberemos tener en cuenta algunas recomendaciones para seguir velando por su salud y su bienestar fuera del domicilio habitual . Hablamos a continuación.

De vacaciones con personas mayores: ¿qué no puede faltar en la maleta?

La época estival es un buen momento para que abuelos y abuelas pasen tiempo de calidad con su familia y disfruten de su compañía. Así, es posible que, si dispone de una segunda residencia, tenga pensado ir a pasar unos días o, por otro lado, puede que se esté planteado alquilar un apartamento turístico. Antes de viajar con personas mayores , sin embargo, deberemos asegurarnos de que nos llevamos todo lo que podamos necesitar ante cualquier incidencia . En concreto, no podemos olvidar:

  • La tarjeta sanitaria .
  • La medicación habitual y el plan de administración.
  • Botiquín con lo indispensable para tratar afecciones o heridas leves típicas de la vida cotidiana: analgésicos, antitérmicos, producto para las quemaduras, producto para las picaduras, alcohol etílico, gasas estériles, tiritas, etc.
  • Dispositivo de teleasistencia móvil o pulsera de emergencia en caso de que se tenga (si procede, habrá que gestionar el cambio de domicilio con la central de alarmas).
  • Números de teléfono o direcciones de correo electrónico de contacto de los profesionales sanitarios de referencia: CAP, mutua sanitaria, etc.

Además, es aconsejable tener al alcance un tensiómetro . El calor afecta a la presión arterial y también lo hacen algunos medicamentos que suelen tomar las personas mayores. Por eso, en verano, aunque estemos de vacaciones, es especialmente recomendable medirla periódicamente para controlar cualquier anomalía.

En cuanto a los desplazamientos en coche , podemos utilizar algunos gadgets para hacerlos más cómodos . Algunos son muy fáciles de instalar, como un asidero o una almohada giratoria para facilitar entrar y salir del vehículo. Por su parte, las almohadas lumbares y cervicales ayudarán a evitar dolores musculares .

Vivienda adaptada para unas vacaciones accesibles

Si tenemos personas mayores o con movilidad reducida a nuestro cargo, lo más probable es que ya hayamos adaptado la vivienda a sus necesidades. Pero, ¿qué pasa cuando nos vamos de vacaciones? Aparte de tener en cuenta todas las pautas que hemos mencionado hasta ahora, a la hora de elegir un alojamiento para nuestras vacaciones en familia, debemos fijarnos en que esté adaptado para personas mayores o con movilidad reducida para garantizar, así, unas vacaciones accesibles para todos.

Por otra parte, si tenemos una segunda residencia donde ir a pasar las vacaciones, tendremos que adaptarla para que las personas mayores puedan disfrutar de una estancia cómoda y segura . No es necesario realizar grandes cambios ni reformas, sino que siguiendo unas sencillas recomendaciones podrá seguir cuidando a las personas mayores en verano en su casa de vacaciones:

  • Evita el uso de alfombras o moquetas desajustadas ya que es fácil tropezar con ellas.
  • Deja luces a pilas que brillen en la oscuridad para que se puedan detectar fácilmente de noche. También puedes poner luces LED con sensor de movimiento para que se enciendan automáticamente a nuestro paso. Todas estas luces son muy fáciles de instalar y no requieren el uso de ninguna herramienta.
  • Utiliza un organizador de cables para dejarlos bien recogidos y que no causen tropiezos.
  • No tengas objetos y muebles que dificulten el paso y puedan provocar caídas.
  • Deja todo aquello que la persona mayor pueda necesitar al alcance de la mano , especialmente los medicamentos y el botiquín.
  • En caso de que la vivienda disponga de varios niveles, sitúa la habitación de la persona en la planta baja .
  • El plato de ducha es preferible en la bañera. Tanto si tienes uno como otro, poner un asiento, adhesivos o alfombras antideslizantes y barras de sujeción . Estas últimas también deberían estar junto al inodoro.

El Servicio de Orientación Social de Mutuam, una ayuda de confianza para preparar las vacaciones con personas mayores

A lo largo de este artículo hemos visto algunos consejos a tener en cuenta a la hora de planear unas vacaciones en familia con personas mayores. También le hemos recomendado algunos artículos que vale la pena tener si desea que tanto el viaje como la estancia se adapten mejor a sus necesidades. Somos conscientes de que, en ocasiones, puede ser difícil elegir, entre toda la ayuda disponible, cuál es la más adecuada para nuestras circunstancias personales. Por todo ello, Mutuam ofrece el Servicio de Orientación Social , que proporciona asesoramiento y apoyo en relación a cualquier tema vinculado con el cuidado de las personas mayores o dependientes. Un equipo profesional especializado le atenderá, por teléfono o presencialmente , y resolverá las dudas que pueda tener sobre qué es lo mejor que puede hacer para su familiar.

El abanico de asuntos con los que pueden asistirle es amplio. En el caso de las vacaciones de verano, por ejemplo, le explicarán dónde encontrar un servicio de ayuda domiciliaria de calidad y confianza que sustituya de manera puntual lo que tiene habitualmente, o qué opciones tiene si tiene que viajar y no puede cuidar de su familiar mientras esté fuera. Así, si necesita un recurso residencial temporal o un cuidador o cuidadora por unos días de verano, le orientarán y le derivarán al servicio más adecuado, tanto si lo podemos proporcionar desde el Grupo Mutuam , como si es necesario ajeno.

El Servicio de Orientación Social también atenderá otras inquietudes que pueden aparecer ante una situación de fragilidad y le aportará tranquilidad y seguridad. Para acceder, sólo tiene que llamar y explicar su caso; el equipo le escuchará con empatía y le dará una respuesta a medida , poniendo a su alcance todos sus conocimientos sobre el mundo de la dependencia.

Contacta con el Servicio de Orientación Social del Grupo Mutuam , soluciones de confianza para la gente mayor. Contacto Servicio de Orientación Social 93 380 09 70

La importancia de un buen descanso para conseguir un envejecimiento saludable

La importància d’un bon descans per a aconseguir un envelliment saludable

Dormir, descansar y reponer correctamente son acciones clave para la salud de las personas mayores. Indudablemente, la higiene del sueño juega un papel fundamental en el envejecimiento activo y saludable. Así pues, desde un punto de vista de cuidado de la salud y del bienestar, su abordaje es esencial.

Trastornos del sueño y beneficios de un buen descanso

Ante todo, hay que normalizar el hecho de que las personas mayores duermen menos tiempo y de forma más superficial. También, hay que tener presente que existen varios trastornos del sueño. Entre los más frecuentes se encuentran el insomnio, la somnolencia diurna, las conductas anormales durante el sueño o los trastornos de ritmo. Sin embargo, debemos intentar favorecer un buen descanso, ya que de éste, se desprenden numerosos beneficios: reposo y recuperación metabólica, consolidación de la memoria y del aprendizaje, control emocional, regulación inmunológica y regulación hormonal.

Establecer unos horarios regulares

Así pues, los expertos enumeran una serie de recomendaciones, consejos y pautas para actuar sobre la higiene del sueño. En primer lugar, hablan de establecer unos horarios regulares y rutinas. También recomiendan evitar las siestas muy largas, ya que éstas pueden incidir negativamente a la hora de conseguir un descanso reparador durante la noche. En este sentido, aconsejan que las siestas no superen los cuarenta y cinco minutos de duración aproximadamente.

Para crear una rutina del sueño, a diario, se puede escoger una lectura placentera, tomar una ducha de agua caliente o llevar a cabo unos ejercicios de relajación como, por ejemplo, de control de la respiración, de respiración profunda, de relajación muscular o de visualización guiada.

Promover una buena alimentación

De la misma forma, una buena alimentación contribuye a mejorar la higiene del sueño. Unas cuatro horas antes de acostarse, los profesionales sugieren evitar los alimentos pesados, picantes o azucarados, así como el café, el té, los refrescos y el chocolate. Asimismo, afirman que es aceptable tomar un refrigerio ligero antes de acostarse y alertan sobre el alcohol y el tabaco.

Fomentar la actividad física

Otro elemento central para incidir sobre la higiene del sueño es la actividad física pautada. De hecho, múltiples investigaciones científicas confirman que el ejercicio físico puede actuar como estimulante para el cuerpo y la mente. En este sentido, los expertos hablan de realizar actividad física pautada de forma regular, aunque no inmediatamente antes de acostarse. En consecuencia, el mejor momento para realizar ejercicio físico es a primera hora del día o durante las primeras horas de la tarde.

Asimismo, los contactos sociales ayudarán a promover un buen descanso entre las personas mayores. Interactuar, hablar y conversar con sus familias y amistades aportará dinamismo y felicidad, hechos que inciden directamente en el bienestar emocional, psíquico y físico de las personas mayores.

Adecuar la habitación

Por último, se recomienda utilizar ropa de cama cómoda, suave y acogedora. También, se aconseja encontrar una configuración de la temperatura de la habitación óptima y confortable, en donde la persona se sienta bien, y mantener la estancia ventilada. Asimismo, los profesionales sugieren bloquear los ruidos y molestias que pueden perturbar un buen descanso, así como disminuir los focos de luz. En definitiva, se busca disponer de un área que la persona encuentre agradable, práctica y complaciente.

6 recomendaciones para cuidar a una persona con movilidad reducida

Recomanacions per cuidar una persona amb mobilitat reduïda

Cuidar a una persona con movilidad reducida puede ser una tarea compleja y exigente, pero también gratificante. Hay que tener en cuenta que es una situación en la que muchos de nosotros nos encontraremos en algún momento de nuestra vida. Cuando esto ocurre, es normal sentir impotencia o que la responsabilidad nos sobrepase. No debemos olvidar que, a menudo, la persona encargada de los cuidados suele tener un fuerte vínculo afectivo con la persona cuidada y que, al estrés del cambio de rutina, se suma el componente emocional. Sin embargo, siguiendo una serie de recomendaciones, consejos y trucos, podemos llevar a cabo las tareas de cuidado de manera sencilla y eficaz mientras cuidamos, a su vez, nuestra salud física y mental.

A continuación, presentamos algunas recomendaciones para ayudar a familias y personas cuidadoras no profesionales a cuidar mejor pacientes con movilidad reducida.

No todas las personas con movilidad reducida son iguales

Ante todo, es importante entender que cada persona es diferente y que la manera de abordar sus necesidades variará según su estado de salud. Por ejemplo, las necesidades de una persona con demencia pueden ser distintas a las de una que ha sufrido un accidente cerebral. De la misma forma, no es lo mismo tratar con una persona joven que con una persona mayor o con un caso temporal y reversible. Hay un gran número de causas que pueden llevar a una persona a verse en situación de dependencia. Conocer bien cuál es la problemática, cómo se manifiesta y qué necesidades de apoyo requiere será vital para poder atender a las necesidades.

Por otra parte, la personalidad de cada individuo también jugará un papel clave. Algunos tienen más reticencia en recibir ayuda. Otros necesitarán más acompañamiento emocional o querrán que las cosas se hagan de una forma determinada.

Comunicación, comunicación y más comunicación

Una de las cosas más importantes a la hora de cuidar a una persona con movilidad reducida es mantener una comunicación clara y efectiva con ella. Esto significa que, siempre que el estado de salud de la persona lo permita, lo mejor será hablar con ella y preguntarle directamente qué necesidades tiene y cómo prefiere que le ayuden. Cuando la persona se siente implicada en el proceso de cuidado, es más probable que coopere y se mantenga positiva. Hay que tener presente que estar en una situación invalidante puede llegar a ser muy frustrante. A menudo, lo mejor que se puede hacer para que la persona se sienta mejor es simplemente escucharla y tener empatía con ella.

Asimismo, una buena comunicación también facilitará tareas complejas y delicadas de realizar como las movilizaciones. En este sentido, explicar a la persona los pasos y movimientos que se harán y hacerla partícipe del proceso será clave para evitar hacerle daño ni hacernos nosotros.

La higiene postural y las movilizaciones

La movilidad es otro aspecto esencial del cuidado de una persona con movilidad reducida. Hay que ayudarla a desplazarse y a realizar movimientos y cambios de posición periódicos y asegurarse de que lo hace con seguridad y sin dolor. Las movilizaciones son físicamente exigentes. Por este motivo, tener una postura y una técnica correcta será clave para evitar lesiones tanto a la persona que cuida como a la que es cuidada.

En primer lugar, es muy importante tener en cuenta que nunca debemos mover a nuestro familiar sin la ayuda de un elemento de soporte técnico, ya sea una grúa o un andador. Después, debemos tener muy claro cuál es la maniobra que queremos realizar y realizarla con seguridad. Por eso, va muy bien preguntarse cómo será el movimiento que debemos hacer, si es alcanzable para la persona y qué dificultades hay.

Finalmente, deberemos colocar nuestro cuerpo en la posición correcta para llevar a cabo la movilización. Deberemos flexionar ligeramente las rodillas y mantener las piernas fuertes, pero no rígidas, buscando la estabilidad del cuerpo. La espalda deberá estar recta en todo momento. Es crucial no hacer fuerza con la espalda, sino ayudarnos de las piernas para levantar a la persona.

Diálogo constante

Aparte de una buena higiene postural, también es muy importante hablar con el paciente antes de iniciar la movilización. Así, explicarle cómo nos vamos a mover, qué fuerza aplicaremos y qué puede hacer él o ella para ayudarnos a llevar a cabo el movimiento, contribuirá a que el proceso sea más fácil.

En consecuencia, hacer movilizaciones o cambios posturales periódicos, al menos cada 3-4 horas, o más a menudo dependiendo del caso, es esencial a la hora de evitar los riesgos para la salud que comporta estar demasiado rato en la misma postura. Uno de estos riesgos es la aparición de úlceras por presión, una lesión de la piel causada por la presión prolongada contra una superficie exterior, aunque ésta sea blanda. Mantener la piel limpia, seca y bien hidratada también ayudará a evitar ese tipo de lesiones. Y, si es necesario, también se pueden utilizar colchones y almohadas especiales.

El mantenimiento de la autonomía en una persona con movilidad reducida

Por lo general, las personas en situación de dependencia necesitan apoyo en los ámbitos de la higiene, la alimentación y la movilidad. Se debe buscar que la persona viva en las mejores condiciones posibles y esto, en muchos casos, también incluye realizar actividades de ocio.

Es importante proporcionar a la persona oportunidades para disfrutar de su tiempo libre y realizar actividades que le gusten. Realizar actividades cotidianas ayuda mucho a la persona a mantenerse positiva y a sentirse más independiente.

Precisamente, la promoción de la autonomía debería ser una prioridad a la hora de enfocar la atención al paciente. Es fundamental que, mientras puedan, se hagan las cosas ellos mismos, aunque sean acciones aparentemente muy sencillas, como ponerse el pantalón o lavarse parte del cuerpo. Si no llegan solos, llegarán con ayuda de la persona cuidadora. Es un trabajo en equipo.

Los soportes técnicos

Hay una gran variedad de soportes técnicos disponibles para ayudar a las personas con movilidad reducida en su día a día. Estos dispositivos, como las sillas de ruedas, los andadores o las grúas, favorecen la comodidad del paciente y, al mismo tiempo, facilitan la labor de la persona que lo cuida.

En este sentido, conocerlos nos permitirá seleccionar los que mejor se adapten a las necesidades de la persona. Por ejemplo, las grúas son especialmente útiles en pacientes que carecen de ningún tipo de movilidad. Mientras que para utilizar discos giratorios de transferencia, deberemos asegurarnos de que la persona puede apoyarse sobre los pies y mantener esta postura.

Saber cuándo pedir ayuda

Aunque seguimos todas estas indicaciones, es normal no saber cómo actuar en ciertos momentos, especialmente si la situación de dependencia se ha dado de repente y no hemos tenido ocasión de prepararnos. En casos así, es recomendable contar con el soporte de una persona con formación y experiencia profesionales. La atención domiciliaria, como la que ofrece el Grupo Mutuam con el servicio Mutuam en Casa, nos ayudará no sólo a descargarnos de trabajo. También, nos proporcionará la tranquilidad de saber que contamos con una persona de confianza que atenderá tanto a las inquietudes de la persona cuidada como a las de su familia.

En definitiva, las personas cercanas al paciente a menudo se sienten perdidas o desbordadas y agradecen mucho una guía profesional que les indique cómo proceder en determinadas situaciones. Si la persona que cuida en casa es como una muleta para el paciente, el profesional de la atención domiciliaria actúa como un apoyo tanto para la persona con movilidad reducida como para la que cuida de ella.

*La fotografía ha sido cedida por la UEN (Unidad de Estimulación Neurológica).

6 recomendaciones para cuidar a una persona con movilidad reducida

Mobilitat Reduïda

Cuidar a una persona con movilidad reducida puede ser una tarea compleja y exigente, pero también gratificante. Hay que tener en cuenta que es una situación en la que muchos de nosotros nos encontraremos en algún momento de nuestra vida. Cuando esto ocurre, es normal sentir impotencia o que la responsabilidad nos sobrepase. No debemos olvidar que, a menudo, la persona encargada de los cuidados suele tener un fuerte vínculo afectivo con la persona cuidada y que, al estrés del cambio de rutina, se suma el componente emocional. Sin embargo, siguiendo una serie de recomendaciones, consejos y trucos, podemos llevar a cabo las tareas de cuidado de manera sencilla y eficaz mientras cuidamos, a su vez, nuestra salud física y mental.

A continuación, presentamos algunas recomendaciones para ayudar a familias y personas cuidadoras no profesionales a cuidar mejor pacientes con movilidad reducida.

No todas las personas con movilidad reducida son iguales

Ante todo, es importante entender que cada persona es diferente y que la manera de abordar sus necesidades variará según su estado de salud. Por ejemplo, las necesidades de una persona con demencia pueden ser distintas a las de una que ha sufrido un accidente cerebral. De la misma forma, no es lo mismo tratar con una persona joven que con una persona mayor o con un caso temporal y reversible. Hay un gran número de causas que pueden llevar a una persona a verse en situación de dependencia. Conocer bien cuál es la problemática, cómo se manifiesta y qué necesidades de apoyo requiere será vital para poder atender a las necesidades.

Por otra parte, la personalidad de cada individuo también jugará un papel clave. Algunos tienen más reticencia en recibir ayuda. Otros necesitarán más acompañamiento emocional o querrán que las cosas se hagan de una forma determinada.

Comunicación, comunicación y más comunicación

Una de las cosas más importantes a la hora de cuidar a una persona con movilidad reducida es mantener una comunicación clara y efectiva con ella. Esto significa que, siempre que el estado de salud de la persona lo permita, lo mejor será hablar con ella y preguntarle directamente qué necesidades tiene y cómo prefiere que le ayuden. Cuando la persona se siente implicada en el proceso de cuidado, es más probable que coopere y se mantenga positiva. Hay que tener presente que estar en una situación invalidante puede llegar a ser muy frustrante. A menudo, lo mejor que se puede hacer para que la persona se sienta mejor es simplemente escucharla y tener empatía con ella.

Una buena comunicación también facilitará tareas complejas y delicadas de realizar como las movilizaciones. En este sentido, explicar a la persona los pasos y movimientos que se harán y hacerla partícipe del proceso será clave para evitar hacerle daño ni hacernos nosotros.

La higiene postural y las movilizaciones

La movilidad es otro aspecto esencial del cuidado de una persona con movilidad reducida. Hay que ayudarla a desplazarse ya realizar movimientos y cambios de posición periódicos y asegurarse de que lo hace con seguridad y sin dolor. Las movilizaciones son físicamente exigentes. Por este motivo, tener una postura y una técnica correcta será clave para evitar lesiones tanto a la persona que cuida como a la que es cuidada.

En primer lugar, es muy importante tener en cuenta que nunca debemos mover a nuestro familiar sin la ayuda de un elemento de soporte técnico, sea una grúa o un andador. Después, debemos tener muy claro cuál es la maniobra que queremos realizar y realizarla con seguridad. Por eso, va muy bien preguntarse cómo será el movimiento que debemos hacer, si es alcanzable para la persona y con qué dificultades se puede encontrar.

Por último, deberemos colocar nuestro cuerpo en la posición correcta para llevar a cabo la movilización. Deberemos flexionar ligeramente las rodillas y mantener las piernas fuertes, pero no rígidas, buscando la estabilidad del cuerpo. La espalda deberá estar recta en todo momento. Es crucial no hacer fuerza con la espalda, sino ayudarnos de las piernas para levantar a la persona.

Diálogo constante

Aparte de una buena higiene postural, también es muy importante hablar con el paciente antes de iniciar la movilización. Así, explicarle cómo nos vamos a mover, qué fuerza aplicaremos y qué puede hacer él o ella para ayudarnos a llevar a cabo el movimiento, contribuirá a que el proceso sea más fácil.

Hacer movilizaciones o cambios posturales periódicos, al menos cada 3-4 horas, o más a menudo dependiendo del caso, es esencial a la hora de evitar los riesgos para la salud que comporta estar demasiado rato en la misma postura. Uno de estos riesgos es la aparición de úlceras por presión, una lesión de la piel causada por la presión prolongada contra una superficie exterior, aunque ésta sea blanda. Mantener la piel limpia, seca y bien hidratada también ayudará a evitar ese tipo de lesiones. Y, si es necesario, también se pueden utilizar colchones y almohadas especiales.

El mantenimiento de la autonomía en una persona con movilidad reducida

Por lo general, las personas en situación de dependencia necesitan apoyo en los ámbitos de la higiene, la alimentación y la movilidad. Se debe buscar que la persona viva en las mejores condiciones posibles y esto, en muchos casos, también incluye realizar actividades de ocio.

Es importante proporcionar a la persona oportunidades para disfrutar de su tiempo libre y realizar actividades que le gusten. Realizar actividades cotidianas ayuda mucho a la persona a mantenerse positiva ya sentirse más independiente.

Precisamente, la promoción de la autonomía debería ser una prioridad a la hora de enfocar la atención al paciente. Es fundamental que, mientras puedan, se hagan las cosas ellos mismos, aunque sean acciones aparentemente muy sencillas, como ponerse el pantalón o lavarse parte del cuerpo. Si no llegan solos, llegarán con ayuda de la persona cuidadora. Es un trabajo en equipo.

Los soportes técnicos

Hay una gran variedad de soportes técnicos disponibles para ayudar a las personas con movilidad reducida en su día a día. Estos dispositivos, como las sillas de ruedas, los andadores o las grúas, favorecen la comodidad del paciente y, al mismo tiempo, facilitan la labor de la persona que lo cuida.

Conocerlos nos permitirá seleccionar los que mejor se adapten a las necesidades de la persona. Por ejemplo, las grúas son especialmente útiles en pacientes que carecen de ningún tipo de movilidad. Mientras que para utilizar discos giratorios de transferencia, deberemos asegurarnos de que la persona puede apoyarse sobre los pies y mantener esta postura.

Saber cuándo pedir ayuda

Aunque seguimos todas estas indicaciones, es normal no saber cómo actuar en ciertos momentos, especialmente si la situación de dependencia se ha dado de repente y no hemos tenido ocasión de prepararnos. En casos así, es recomendable contar con el soporte de una persona con formación y experiencia profesionales. La atención domiciliaria, como la que ofrece el Grupo Mutuam con el servicio Mutuam en Casa , nos ayudará no sólo a descargarnos de trabajo. También, nos proporcionará la tranquilidad de saber que contamos con una persona de confianza que atenderá tanto a las inquietudes de la persona cuidada como a las de su familia.

Las personas cercanas al paciente a menudo se sienten perdidas o desbordadas y agradecen mucho una guía profesional que les indique cómo proceder en determinadas situaciones. Si la persona que cuida en casa es como una muleta para el paciente, el profesional de la atención domiciliaria actúa como un apoyo tanto para la persona con movilidad reducida como para la que cuida de ella.

*La fotografía ha sido cedida por la UEN (Unidad de Estimulación Neurológica).

Un hogar adaptado a ti: recomendaciones para una vivienda accesible y segura

Vivienda adaptada

Conseguir un hogar adaptado a nuestras necesidades es un proceso continuo que tiene como objetivo hacernos la vida más fácil y confortable . Así, cuando nos hacemos mayores y surgen dificultades derivadas de las limitaciones de movilidad o de las pérdidas cognitivas, nos conviene una vivienda accesible y segura para garantizar, no sólo nuestra calidad de vida, sino incluso la autonomía personal.

Ser independientes a la hora de realizar las actividades cotidianas es clave para vivir bien. Por eso, cuando envejecemos, debemos avanzar hacia una adaptación del hogar basada, por un lado, en la eliminación de barreras arquitectónicas y, por otro, en la incorporación de elementos de apoyo.

Vivienda accesible

Uno de los problemas que afecta más a la calidad de vida de las personas mayores es el de las limitaciones de movilidad. En este sentido, es esencial convertir las casas en espacios accesibles para personas que se desplazan en silla de ruedas o con muletas. Esto significa, para empezar, que los pasillos y puertas deben tener una anchura mínima de 90 cm para facilitar su paso. Además, si hay escaleras, ya sea en casa o en el edificio, seguramente deberemos colocar rampas o algún tipo de plataforma o silla salvaescaleras.

Otra intervención fundamental cuando existe movilidad reducida es la instalación de barras o pasamanos en los pasillos para evitar caídas y facilitar los desplazamientos entre estancias. También mejoraremos la seguridad si ponemos interruptores de la luz en cada extremo.

El baño, una estancia crítica

Por las acciones que allí llevamos a cabo, por la humedad y por las dimensiones reducidas que suele tener, el baño es el espacio de la casa más crítico en cuanto a seguridad. Al mismo tiempo, es donde hacemos la higiene personal, una actividad para la que preferimos no buscar apoyo y tener intimidad. Todo ello hace que tengamos que prestar especial atención a algunos aspectos de esta estancia si queremos disfrutar de un hogar adaptado.

  • En caso de que reformemos el baño, si es posible, es mejor dejar espacio libre para desplazamientos y giros.
  • Si tenemos una bañera, lo mejor sería sustituirla por una ducha a ras de suelo, mucho más accesible.
  • Tanto si tenemos bañera como ducha, es muy recomendable colocar alfombras antideslizantes, asideros e incluso un asiento.
  • En cuanto al inodoro, también podemos poner barras y/o elevadores que hagan más fácil sentarse y levantarse.
  • Existen peines y cepillos de ducha con los mangos largos que nos ayudan a ser autónomos cuando no tenemos mucha movilidad.

Cocinas sin accidentes

Tanto las limitaciones de movilidad como el deterioro cognitivo aumentan el riesgo de sufrir accidentes en la cocina. No obstante, algunas modificaciones del mobiliario y una adecuada gestión de los enseres mejorarán la situación.

  • Procura que los armarios no sean muy altos para poder acceder mejor.
  • Si puedes, opta por una cocina de inducción, puesto que no sólo es más fácil de limpiar, sino que es la más segura, porque se apagan solas cuando no hay una sartén encima.
  • Sitúa los utensilios y objetos de uso habitual en los lugares más accesibles.
  • Ten en cuenta que existen mostradores con altura regulable que nos permiten salvar las dificultades motrices.

Suelos seguros y gadgets adaptados

Aparte del baño y la cocina, hay aspectos generales que debemos tener en cuenta para todo el hogar. Por un lado, para ahorrarnos caídas y tropiezos, es mejor no tener alfombras ni obstáculos -como pequeños muebles o calefactores portátiles- y evitar los suelos en los que es fácil resbalar. Por otro lado, debemos procurar que haya una buena iluminación. En este sentido, es importante disponer de un interruptor cerca de la cama para no levantarnos nunca a oscuras.

Además, frente a una situación de deterioro cognitivo, es clave rodearnos de aparatos que nos ofrezcan comodidad y, sobre todo, seguridad. Por ejemplo, los amplificadores de timbres o los mandos a distancia y los teléfonos con los números grandes.

Ayudas y asesoramiento profesional

Como veis, para disfrutar de un hogar adaptado a nuestras necesidades hay mejoras que se pueden conseguir a un bajo coste y modificaciones que requieren una mayor inversión. Así mismo, hay que tener en cuenta que las personas que tienen una discapacidad reconocida del 33% o más pueden solicitar una ayuda económica para hacer su hogar accesible.

La adaptación del hogar requiere un estudio previo para identificar cuáles son las necesidades de la persona o personas que viven en ella. Este trabajo debe llevarlo a cabo un equipo profesional multidisciplinar, que idealmente deberían integrar arquitectos, constructores, fisioterapeutas, pedagogos, terapeutas ocupacionales y trabajadores sociales.

Si tienéis claro que queréis vivir en vuestra casa tanto tiempo como sea posible, pero no sabéis por dónde empezar a hacer vuestra vivienda accesible, podéis poneros en contacto con el Servicio de Orientación Social del Grupo Mutuam. Sus profesionales os dirigirán a servicios especializados de confianza.

El cuidado de los pies, un paso clave hacia el envejecimiento saludable

cura dels peus

Nos sostienen, nos dan equilibrio y nos llevan allá donde queremos. El cuidado de los pies es clave para mantener nuestro estilo de vida y disfrutar del bienestar que deseamos. Por eso, compartimos algunas recomendaciones podológicas sencillas que vale la pena tener en cuenta, sobre todo cuando nos hacemos mayores y, muy especialmente, si sufrimos enfermedades cardiovasculares, artritis o diabetes.

Los pies juegan un papel fundamental en la movilidad, el equilibrio y la buena postura del cuerpo. No obstante, hasta hace no demasiados años, habían pasado bastante desapercibidos en la atención a nuestra salud y, como consecuencia, dábamos por hecho que la vejez iba asociada a problemas como los juanetes, los sabañones o las deformidades en los pies. Afortunadamente, ha ido creciendo la conciencia sobre la importancia de cuidarlos y de visitar a los especialistas en podología para prevenir o tratar algunos problemas.

Pies y envejecimiento

Con el paso del tiempo, como pasa con otras partes u órganos del cuerpo, nuestros pies se vuelven más delicados y sufren más enfermedades. Por un lado, arrastran el desgaste y las consecuencias de haber soportado el peso de nuestro cuerpo durante muchos años, hecho que puede provocar alteraciones vasculares, articulares y óseas. Por el otro, la piel se reseca, siendo más facil la aparición de grietas y durícias.

Por todo ello, aunque los pies merecen atención toda nuestra vida, es cuando nos hacemos mayores que los tenemos que cuidar más. Es recomanable que un o una profesional de la podología nos evalue periódicamente y nos oriente en materia de prevención y, si es necesario, nos haga un tratamiento correctivo o alguna terapia para aligerar el dolor. Además de esto, es clave que nosotros tengamos cuidado de nuestros pies en casa, en nuesto día a día.

Buena higiene e hidratación

Parece muy obvio, pero no siempre limpiamos bien ni tenemos suficiente cuidado de la piel de los pies. Estos son algunos consejos fáciles de aplicar:

  • Lavad diariamente los pies con un jabón PH neutro y con agua templada para que no aparezcan alteraciones.
  • Secadlos cuidadosamente con una toalla, con especial atención al espacio entre los dedos, para evitar la aparición de hongos.
  • Aplicad una crema hidratante sin perfume haciendo un masaje suave hasta que quede absorbida.

Recomendaciones para problemas freqüentes


El binomio pies y envejecimiento nos hace pensar en toda una serie de problemas y malestares que podríamos evitar si tenemos en cuenta algunas consideraciones en nuestros hábitos cotidianos más allá de una higiene adecuada.

  • Para no padecer las uñas encarnada no las cortéis demasiado cortas.
  • Cuando escojáis calzado, priorizad la comodidad y la seguridad. Tened en cuenta que no son aconsejables tacones altos ni tampoco completamente planos y que una presión excesiva favorece la aparición de durezas.
  • Usad calcetines que no os aprieten demasiado para ayudar a una circulación correcta de la sangre.

Si, incluso usando calcetines que no aprietan, se os hinchan los pies, podéis poneros medias de compresión o aplicaros frío y cremas antiinflamatorias. Así mismo, podéis hacer ejercicios de movilización de piernas y pies. Por ejemplo, con el talón fijo en el suelo, moved el pie hacia arriba y hacia abajo o de un lado a otro unas cuantas veces.

Fortalecer musculatura y articulaciones

Cuidar de los pies cuando nos hacemos mayores también puede contribuir a prevener caídas. En este sentido, sin salir de casa, podemos hacer varios ejercicios para reforzar la musculatura y las articulaciones. Un par de opciones son caminar de puntillas o bien con el lateral externo o interno del pie durante uns 10 minutos. Otras opciones, en este caso, tumbados en la cama, serían la de abrir y cerrar unas cuantas veces los dedos y la de flexionar y extender los tobillos mateniendo el pie hacia fuera.

Finalmente, vale la pena señalar que un buen tratamiento de fisioterapia y visitar regularmente un o una profesional de la podología nos pueden ahorrar muchos problemas en los pies. Grup Mutuam pone a vuestra disposición un seguro podológico que ayudará a ofrecer a vuestros pies toda la atención que merecen.